80.- Panorámica de la majada Cerréu, desde el Collaín de Fuentes; y abajo, a la derecha, la majada de La Ablanosa.
Aquí comprobamos que aquella posibilidad que habíamos contemplado desde la majada Cerréu de subir bordeando el Cerro Fuentes por debajo del mismo, hubiera sido mejor que la opción que tomamos.
12.- Desde el Collaín de Fuentes parte un sendero que discurre en diagonal por las estribaciones orientales del Cantu el Oso. Por aquí, contemplábamos inicialmente la posibilidad de acceder directamente a la cumbre, a través de una estrecha canal situada justamente a la derecha de la cima, pero la inclinación de la misma, lo resbaladizo que estuvieran las piedras al estar mojadas, un nevero que había hacia la mitad, y la incógnita de lo que pudiéramos encontrar en su tramo final, nos echaron atrás en ese intento.
13.- Continuamos la marcha por ese precario sendero que va discurriendo por las llambrias existentes en estas escarpadas y pindias laderas, y desde donde se pueden contemplar verdaderamente unas vistas impresionantes y espectaculares: toda la parte alta del valle del Nalón, con el pueblo de Tarna en la lejanía; el valle del arroyo de La Ablanosa, sobre el que se asienta el bosque de Fabucao; la majada de La Ablanosa, casi en el fondo del valle, y la de Cerréu en la atalaya-mirador sobre la que está asentada; y cerrando todo este enorme circo la Sierra de Mongayo.
Contemplado desde la lejanía no parece que por aquí hubiera ningún sendero, ni tan siquiera paso alguno, sin embargo se puede pasar sin mayores problemas y sin prácticamente riesgo alguno, pues este difuminado sendero va discurriendo por las zona más cómodas y fáciles de la llambria, pegado en casi todo momento a los verticales y escarpados paredones rocosos de la Sierra.
85.- Llambria en las estribaciones del Cantu el Oso, por donde discurre el sendero hacia el Collado Muezca.
87.- Atravesando la llambria, en las estribaciones del Cantu el Oso, de camino hacia el Collado Muezca.
14.- En un continuo y progresivo ascenso, sin tener que trepar ni ayudarse con las manos en momento alguno, vamos ganando altura hasta salir a una zona de ladera menos “pindia”, por donde accedemos al Collado Muezca (1.685 m.), en lo alto del cual y según nos vamos acercando, vemos los restos de cierre de alambre que antiguamente servían par que el ganado no se adentrase hacia esta vertiente.
92.- Casi llegando al Collado Muezca. Panorámica de la majada de La Ablanosa, bosque de Fabucao, Tarna, el Maciédome, ….
93.- Llegando al Collado Muezca.
Por este collado nos situamos en la crestería de la Sierra de Pries, siendo lugar de acceso hacia el circo de la Vega de Brañagallones, que podemos contemplar en lo más hondo del valle. Hacia la derecha, al final de la crestería que se despliega hacia ese lado divisamos la cumbre del Cantu el Oso.
15.- Tras hacer una breve parada, que aprovechamos para recrear la vista más que para descansar, reanudamos la marcha continuando por todo lo alto de la crestería, que es por donde discurre la traza de otro difuminado sendero.
A nuestra izquierda vamos contemplando en todo momento este impresionante circo que forman la propia Sierra de Pries por donde vamos ahora, y la Sierra de Pintacanales, prolongación de aquella, y cuyas laderas están cubiertas de verdes camperas y pastizales.
97.- Por la crestería de la Sierra de Pries. Panorámica de la Vega de Brañagallones.
Y a nuestra derecha el extenso valle del arroyo de La Ablanosa, por donde se despliega el bosque de Fabucao; podemos contemplar la mayor parte de los lugares por donde hemos ido pasando: el Collaín de Fuentes y La Collaína, Majada Cerréu, majada de La Ablanosa, ……
101.- Atravesando la crestería de la Sierra de Pries. Al fondo el Porrón y la Collá de Cerrosa.
104.- Alex y Marcelo atravesando la crestería de la Sierra de Pries.
109.- Próximos a llegar a la cumbre del Cantu el Oso, que ya vemos al fondo.
16.- Alcanzamos finalmente el objetivo principal de la ruta: la cumbre del Cantu el Oso (1.793 m.), donde no hay mojón geodésico, pero que está coronado por un buzón de cumbres. Según podemos leer en la inscripción grabada en la parte superior del mismo, fue instalado por el G. M. San Melchor en el año 2.008.
Mientras comemos el bocadillo, acompañado después de un calentito y reconfortante café, nos recreamos en la contemplación de todas esas maravillosas vista panorámicas que a lo largo de la mañana hemos podido ir disfrutando, y que desde aquí vemos compendiadas en esta fabulosa atalaya; aunque las nubes van entrando y saliendo y en ocasiones nos acaban tapando esa visión.
115.- Desde la cumbre del Cantu el Oso. Panorámica de las majadas de Cerréu y La Ablanosa, Tarna, Abedular, Montoviu, ….
119.- En la cumbre del Cantu el Oso. Foto de grupo.
17.- Tras descansar y reponer fuerzas, reanudamos la marcha y retomamos otra vez la crestería para volver de nuevo hasta el Collado Muezca, prosiguiendo desde ahí el recorrido por el resto de la crestería de la Sierra de Pries.
122.- Atravesando la Sierra de Pries (trayecto de vuelta). Al fondo el Cantu el Oso, y en el borde de la derecha, el Collado Muezca.
Unos metros por debajo de la línea de cumbres vamos encontrando, al principio bastante distantes, las clásicas marcas de pintura senderistas blancas y amarillas de una ruta P.R., que vamos siguiendo y nos llevan a atravesar estas laderas de la sierra, por un sendero que en ocasiones ofrece un trazado difuminado y casi inapreciable.
La prolongada marcha, con moderado desnivel y en cómodo ascenso por estas laderas prácticamente desprovistas de arbolado, con suelo de pradería entremezclado y salpicado de zonas de roquedo, nos permiten disfrutar de unas continuas privilegiadas vistas sobre toda la amplia vega de Brañagallones, y todo el circo montañoso que la circunda.
125- Atravesando la Sierra de Pries, con dirección hacia la Collá Cerrosa. Panorámica de la Vega de Brañagallones.
127.- Atravesando la Sierra de Pries. Al fondo el Cantu el Oso y el Collado Muezca.
135.- Atravesando la Sierra de Pries. Al fondo el Cantu el Oso.
A lo lejos, casi al fondo de la crestería, vislumbramos el Porrón de Cerrosa y Las Planas, lugar hacia donde nos encaminamos y que nos sirven de constante referencia.
129.- Panorámica de la Sierra de Pries. Al fondo el Porrón y la Collá Cerrosa.
130.- Atravesando la Sierra de Pries, con dirección a la Collá Cerrosa.
18.- Al pie de la mole rocosa del Porrón de Cerrosa, alcanzamos la despejada campera de la Collá Cerrosa (1.769 m.), por la que atravesamos la crestería y comenzamos a asomarnos hacia la cabecera del valle de la Vega Pociellu, en la vertiente opuesta. Desde aquí, la intención original era proseguir por el sendero que va faldeando por las estribaciones del Porrón de Cerrosa y Las Planas a alcanzar el Collado Puerco y el Collado de Las Arenas, para desde ahí bajar directamente hacia la Vega.
19.- Pero decidimos atajar bajando directamente hacia la despejada majada de Busumerón (1.628 m.), ubicada en la explanada de un pequeño altiplano. De esta majada quedan apenas los restos de las piedras que formaban los muros de sus cabañas.
141.- Llegando a la majada de Busumerón. Al fondo la Sierra de Mongayo, con el pico La Bardera.
20.- Desde la majada bajamos rectilíneamente hasta situarnos en una abierta campera de verde pradería, pero rodeada de frondoso monte bajo de escoberas y retamas; aquí nos desviamos hacia la derecha para dirigirnos hacia la cabecera del Vallín de los Rubios, al pie del Collado Puerco, donde tomamos un sendero poco visible junto al nacimiento del arroyo de Vega Pociellu.
21.- El sendero enseguida se pierde y desaparece entre la abundante vegetación de escoberas, que dificultan algo el paso en este tramo, y que posteriormente da paso a una zona de bosque de hayas, por la que se puede transitar algo mejor, y por donde proseguimos descendiendo casi pegados al cauce del arroyo que discurre a nuestra izquierda.
22.- Saliendo de la zona boscosa hacia otra más abierta y llana, enlazamos con el sendero que baja desde el Collado Las Arenas, por donde cruzamos el arroyo, y que nos lleva directamente a la Vega.
147.- Descendiendo por el Vallín de los Rubios. Al fondo la Sierra de Mongayo.
23.- Vega Pociellu (1.275 m.), es una encantadora majada del Alto Nalón, ubicada en la cabecera de un valle secundario estrecho y frondoso, flanqueado a la derecha por la impresionante mole cuarcítica y negruzca del Cueto Negro, y a la izquierda por el crestón calizo del Cantu el Oso, que corona la alargada Sierra de Pries. Por la espaciosa campera de verdes pastizales están desparramadas varias cabañas, algunas bien preparadas y arregladas, y otras ya caídas al no haber podido soportar el paso del tiempo.
157.- Llegando a la majada de Vega Pociellu.
161.- Jonatan, Marcelo y Alex, junto a una cabaña de la majada de Vega Pociellu.
Esta generosa vega, atravesada por el cauce de un arroyo de cristalinas aguas está rodeada en algunos lugares por una espesa franja de piornos, y en otros por hayedos y el monte de Los Abedulosos, compuesto de una espesa mata de brezos y abedules.
Según vamos abandonando y dejando atrás la Vega, podemos contemplar el extenso valle glaciar sobre el que se asienta.
167.- Dejando atrás la majada de Vega Pociellu
24.- Nos adentramos en el fabuloso hayedo del bosque Fabucao, cuyos árboles nos muestran su desnudez otoñal, y donde las hojas forman una tupida alfombra, que en algunos tramos nos llega a cubrir casi hasta las rodillas.
169.- Atravesando el bosque de Fabucao.
El sendero, de claro y bien visible trazado, nos conduce a través del bosque en un cómodo y relajante paseo, sin apenas desnivel.
180.- Atravesando el bosque de Fabucao.
25.- El sendero nos lleva a enlazar con un camino más ancho, donde se sitúa un cruce en el cual un rudimentario panel de madera indica la dirección correcta a tomar para dirigirse a “La Vega”, para los que se dirigen hacia ese lugar desde la majada de La Ablanosa.
26.- Prosiguiendo la marcha por ese camino de trazado más ancho, cruzamos luego las aguas de la riega Carrascosa, pasando junto a las cabañas de la majada del mismo nombre, llegando poco después y de nuevo a la majada de La Ablanosa, desde donde solo queda retomar la pista ya conocida que nos lleva hacia el punto de partida en la carretera AS-17, a donde llegamos cuando comienza a ponerse el sol y envueltos por la penumbra del anochecer.